A los que todavía impulsan la industria de las gasolinas no les gusta esto, ya que sólo les quedan 13 años de su negocio… al menos en los países de la Unión Europea.
Este 29 de junio amanecemos con la novedad de que los ministros de Medio Ambiente de los países de la Unión Europea acordaron que en 2035 ya no se venderán autos de combustión… es decir, de los que andan con ayuda de gasolina. Esto se venía cantando desde 2021, pero ahora ya está planchado.
Lo anterior, obviamente, para reducir un poco las afectaciones al medio ambiente. Así que, en 13 años (primeramente dios, dirían los clásicos) en la Unión Europea sólo se venderán autos libres de emisiones de CO2.
La desaparición de los autos de combustión no será de jalón y ni tan lejana como parece. Según lo votado por los países de la Unión Europea, en 2030 se comenzará con la reducción de su venta: al 55% en el caso de automóviles y del 55%, en el caso de camionetas.
Lo anterior implicaría que, para 2035, la gente de la Unión Europea sólo podrá adquirir autos libre totalmente de emisiones de CO2… bueno, en el caso de que quieran comprar un auto nuevo.

Como eso de entrarle a las nuevas energías no es de “enchílame esta gorda”, los ministros de la Unión Europea comenzaron ya a establecer acuerdos sobre lo que implicará vender autos que ya no necesitan gasolina.
Así, se estableció todos los países de la Unión Europea tienen la obligación de garantizar la posibilidad de que los conductores recarguen sus vehículos en todos los Estados miembros. Este acuerdo implica la construcción de lo que denominan “infraestructura de combustibles alternativos (AFIR).
Y bueeeeno, aunque este proyecto fue pensado para echarle la mano al medio ambiente, no estuvo limpio del tinte político. De hecho, se presume que es más por lo segundo que lo primero. Ejemplo de ello es lo comentado por el integrante de la Comisión Europea sobre el Pacto Verde, Frans Timmermans:
“Nuestro alejamiento de los combustibles fósiles es aún más urgente después de la invasión rusa de Ucrania”, tuiteó Timmermans, en referencia al dilema energético que implicó para varios países de la Unión Europea que, muy en contra de Rusia, pero bieeeeeen que le compraron combustible.