Lo que necesitas saber:
Sobre la propuesta de transformar la CNDH a una defensoría hay un montón de dudas sobre si realmente se conseguirá el objetivo de garantizar los derechos humanos.
De los creadores del cambio del INAI a Transparencia del Pueblo llega la propuesta para convertir a la CNDH en una defensoría de derechos humanos.
O la Defensoría Nacional de los Derechos del Pueblo. Y más allá del cambio de nombre impulsado por la misma presidenta de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra, esta propuesta ha causado ruido porque existe el riesgo de que este proyecto para defender los derechos humanos en México pierda su autonomía y… su razón de existir.

La propuesta para convertir a la CNDH en una defensoría
Ya tiene rato que Rosario Piedra Ibarra propuso la transformación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos con el objetivo de fortalecer sus funciones.
Dicho sea de paso, esta propuesta asegura que la CNDH se alejará de la injerencia de los poderes fácticos —aquellos grupos que tienen influencia en la toma de decisiones políticas o sociales pero que no tienen ningún poder en el Gobierno—, siendo más cercana al pueblo.

A inicios de mayo de 2025, Rosario Piedra Ibarra aseguró que la CNDH era parte del Estado mexa —cosa que le valió varias críticas— y que la comisión tenía que transformarse en la Defensoría Nacional de los Derechos del Pueblo. ¿La razón?
La misma que les contamos acá arriba, sólo que Rosario Piedra tachó el trabajo de años de la CNDH como una simulación.
Sobre el asunto de que la CNDH pertenece al Estado, la misma Comisión publicó un comunicado para aclarar a que se refería Piedra.
Y desglosó varios conceptos de qué es —desde el concepto de Max Weber acerca de que es una organización política que monopoliza y legitima el uso de la violencia hasta el contrato social— para definir que población y autoridades hacemos el Estado.
En ese comunicado, la CNDH indicó que “pertenecer al Estado” no era sinónimo de formar parte del gobierno.

Aunque, antes, Rosario Piedra aseguró que el objetivo de la CNDH no era funcionar como un contrapeso a los poderes del gobierno. ¿Entonces?
Que mediante la Comisión se trabaja en una “relación constructiva con las autoridades” priorizando los intereses de las víctimas.
Sin embargo, bajo ese discurso es que esta propuesta —que apenas es un esbozo porque todavía no sabemos cómo funcionaría y cuáles serían los cambios más allá del nombre— para transformar la CNDH implica serios riesgos de que pierda su autonomía y, a su vez, su razón de existir.
5 pasos que Derechos Humanos daría atrás sin autonomía
1. La paradoja de no ser un contrapeso de las autoridades
“La CNDH no mide su autonomía hoy a partir de sus desencuentros con las autoridades ni se asume como contrapeso de ningún poder”, dijo Rosario Piedra Ibarra para agregar que la comisión prefiere chambear de manera constructiva con el gobierno.
Justo por eso le llovieron las críticas —calificadas por la CNDH como “guerra sucia”.

Sin embargo, se trata de una paradoja que coloca a una institución que tiene como objetivo proteger los derechos humanos de las personas, violados por las mismas autoridades.
Bajo esta realidad, ¿cómo una institución encargada de proteger y garantizar los derechos humanos no puede ser el contrapeso de las autoridades que ejercen esas violencias?
2. ¿Un regreso al Salinismo?
En el comunicado del 12 de mayo de la CNDH, la comisión acusó simulación dentro de sus tareas hasta hace 6 años.
Y criticó su misma creación durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Sin embargo, cuando Rosario Piedra puso en la mesa que la CNDH pertenece al Estado y que la considera como un contrapeso, llegan las preguntas sobre los riesgos.
En su creación, la CNDH formaba parte de la Secretaría de Gobernación bajo la figura de “agencia descentralizada”.

Aún así, su presupuesto dependía del Gobierno, el presidente era quien elegía a los/las integrantes del consejo de la CNDH y al mismo presidente o presidenta de la comisión.
No gozaba de una autonomía plena hasta 1999. Si continúa este proceso de transformación, la CNDH podría seguir los pasos del INAI y ser absorbida por el Gobierno o tal vez funcionaría bajo la máxima de la “cooperación con las autoridades”.
Palabras más, palabras menos una paradoja al regreso del Salinismo peeeero con otros protocolos.
3. Omisiones en los informes
La CNDH recibe quejas de violaciones derechos humanos y a partir de estas se da a la tarea de investigar los casos.
También lleva a cabo informes sobre recomendaciones para las instituciones públicas y gobierno a partir de los casos analizados.
Algo a detallar, y que ha sido mencionado en la gestión de Rosario Piedra sobre la simulación, es que existen riesgos de omisiones en los informes de la Comisión.

Prueba de ello es lo que sucedió en el sexenio de AMLO, pues el Centro Pro DH llevó a cabo un análisis del trabajo de la CNDH en el informe ‘Balance de su debilitamiento institucional durante la gestión 2019-2024‘.
Ahí, el Centro Pro DH indicó que de mil 816 denuncias contra la Guardia Nacional por violaciones a derechos humanos, la CNDH emitió sólo 13 recomendaciones.
Además de que la CNDH no hizo ningún pronunciamiento acerca de los casos de ejecuciones extrajudiciales en las que estuvo relacionada la Guardia Nacional.
Como el homicidio de una menor de edad en San Luis Potosí o el asesinato de 25 personas en un enfrentamiento en La Concordia, Chiapas.
El Centro Pro DH también habló del ocultamiento de información clave en varias de las recomendaciones hechas por la Comisión, incluso cuando los casos datan del sexenio de Salinas de Gortari.
4. Restar importancia a los contrapesos
Si nos desmarcamos de la retórica política, tenemos que los contrapesos sirven como un límite al poder del Gobierno y que son necesarios para fortalecer el Estado de Derecho.
No lo decimos nosotros, lo dice el World Justice Project que señala que los contrapesos pueden tomar forma en las investigaciones periodísticas que revelan casos de corrupción o las sanciones a los gobiernos.

Estos contrapesos son clave para prevenir el abuso del poder y sancionar a los gobiernos, además de fomentar la rendición de cuentas. Restarle importancia sería abrir la puerta a este tipo de abusos y la falta de transparencia.
5. La falta de protección y garantías de los derechos humanos
El resultado de un debilitamiento de la CNDH o en todo caso de la Defensoría Nacional de los Derechos del Pueblo impediría la protección y garantías de los derechos humanos en un país que adolece de casos de corrupción e impunidad.
Precisamente, este sería el escenario que Rosario Piedra pretender evitar y que ha criticado en los trabajos de “simulación” de la CNDH.
Pero, ¿dónde estarían las garantías que demuestren que los Derechos Humanos serán defendidos pese a este conteo de paradojas y omisiones?