Lo que necesitas saber:
Tendremos un nuevo museo dedicado a los pirmeros años de la vida de Frida Kahlo. La Casa Roja también se encuentra en Coyoacán.
Es un orgullo decir que cada mes se abren nuevos museos en la Ciudad de México. En este varano las noticias no pueden ser más alentadoras, ya que en unas semanas se inaugurará al público Museo Casa Kahlo, un recinto que estará dedicado a la vida de la pintora más icónica de México, Frida Kahlo, y estará en la Casa Roja de Coyoacán.

Aunque todavía no se anuncia oficialmente la fecha de apertura de este nuevo espacio cultural, lo que sí sabemos es que, a diferencia de la famosa Casa Azul, ubicada en la calle de Londres en Coyoacán, este museo expondrá de una manera didáctica, cómo fueron los primeros años de Frida, antes de Diego Rivera e incluso del estruendoso accidente que le cambió la vida.
El Museo Casa Kahlo estará ubicado en la Casa Roja, un inmueble espectacular de la arteria Aguayo de Coyoacán, que fue comprado el siglo pasado por los papas de la pintora y más tarde, heredado tanto a Frida como a sus hermanas. Y aunque hasta ahora, dicha casa permanecía cerrada al público, recientemente Mara Romeo Kahlo cedió la construcción.

Dicho todo lo anterior, vale la pena saber un poco más sobre la Casa Roja, un nuevo espacio en la capital para poder atestiguar la vida de Frida, una pintora feminista, bohemia y profunda, que se ha vuelto un referente inmortal de la gran identidad y cultura que hay en México.
Lo que sabemos de la nueva Casa Roja
El Museo Casa Kahlo es un proyecto que lleva algunos años gestándose. Surgió con la intención de promover y preservar el legado de Frida. Su misión es que la gente la vea desde todas sus facetas, como artista por supuesto, pero también como un ser humano que amó, que sufrió, que empezó cien veces.

En ese sentido, la Casa Roja nos permitirá sumergirnos en pasajes específicos de su vida cotidiana. Entre sus salas aprenderemos sobre el origen de su familia, la educación que recibió, el amor a la fotografía que le heredó su padre, quiénes fueron sus hermanas y cómo fue que Coyoacán se volvió una parte importantísima de su desarrollo personal y creativo.
Hay que destacar que quien está detrás de esta iniciativa es la Fundación Kahlo, una organización sin fines de lucro con sede en Nueva York, cuya principal misión es promover en el mundo la importancia y la belleza de la cultura indígena, no sólo de México sino de América Latina.

Asimismo, se informó que el director del museo será Adán García Fajardo, un académico reconocido que ha centrado su carrera en estudiar el lenguaje y ha fungido como director académico del Museo de Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México. Por su parte, el diseño estará a cargo del Grupo Rockwell, un estudio enfocado en arquitectura e interiores.
La infancia de Frida en Coyoacán
Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón nació el 6 de julio de 1907 en un pueblito cerca de la Ciudad de México conocido como Coyoacán. Fue la tercera hija de un matrimonio algo exótico, su madre, Matilde, educada de una manera tradicional y su padre, Guillermo, un fotógrafo alemán enamorado de nuestro país.

Frida tuvo tres hermanas de padre y madre y dos medias que se criaron en un internado. A pesar de ser mujeres en una época difícil, todas fueron educadas con plena libertad. Desde chicas se les incentivó la creatividad y la posibilidad de perseguir sus deseos. Fue así como Frida, aunque tuvo poliomielitis, asistió a clases de box e hizo una serie de actividades que sólo se le permitían al género masculino.
Vivian entre casonas porfirianas y coloniales, con fachadas de colores que vieron pasar la Revolución. Mientras su padre se dedicaba al fotoperiodismo en un cuarto cerca del jardín, su madre cocinaba delicias prehispánicas en la cocina y hablaba de los santos y sus milagros. Frida tuvo la oportunidad de crecer entre estos dos mundos.

Algunos biógrafos sostienen que Frida no era cercana a Matilde. Ambas tenían personalidades fuertes y a menudo se peleaban. Sin embargo, con Guillermo era otra historia. Según sus propios diarios, siempre la inspiró y la apoyó en sus viajes artísticos y en sus constantes luchas de salud.
En una carta que Kahlo le escribió a su hija Frida podemos ver el gran vínculo que los unía:
“… Es una pena que no pueda darte un abrazo, pero luego, si Dios quiere, lo haré de todo corazón, mi queridísima Frieducha…”.