Lo que necesitas saber:
Lorde regresa con 'Virgin' tras casi cuatro años de silencio musical, en un disco visceral y catártico. Te contamos 5 claves para entrarle.
Lorde regresa con su cuarto álbum de estudio tras casi cuatro años de silencio musical. Virgin es un giro hacia una pop más experimental, en el que la neozelandesa explora con honestidad su cuerpo, su identidad y sus deseos, de nuevo es un respiro de aire fresco para el pop, con la característica libertad que presume Lorde en su música.
Cada sencillo anticipó un disco diverso estos cortes anticipa una faceta distinta del disco, desde las guitarras de “Man of the Year” hasta los beats contundentes de “Hammer” o “Shapeshifter”.
Una portada reveladora del disco más íntimo de Lorde hasta hoy
La imagen de portada es en realidad una radiografía de la pelvis de Lorde, donde se aprecian cinturón, cierre y hasta un dispositivo intrauterino (DIU). En la edición física, también incluyó la radiografía de su torso. Fotografiadas por Heji Shin, estas tomas buscan transmitir transparencia total, algo que Lorde refleja en este disco.
A base de canciones en primera persona, con narraciones sobre su vida personal en varios aspectos, Lorde lanza su disco más crudamente íntimo. Habla sobre los cambios que ha experimentado en “Shapeshifter”, y gran parte del disco tiene el matiz doloroso sobre una relación terminada recientemente (todo indica que se refiere a Justin Warren).
Sobre “David”, Lorde declaró en la entrevista con Zane Lowe: “Sentí que este viaje ocurría a través de la canción, llega a una especie de clímax enorme, casi creado por una máquina, hay algo casi inmortal en ello y luego vuelvo a ser realmente mortal al final”.
El pop refinado que se nutrió de colaboraciones y muchos géneros
Co-producido por Jim-E Stack y Dan Nigro (entre otros), Virgin fusiona electrónica, synth-pop y elementos de alt-pop. En el álbum participan figuras como Dev Hynes (Blood Orange) y Justin Vernon (Bon Iver), aportando capas de sintetizadores, guitarras y cuerdas que enriquecen la paleta sonora de Lorde, y que ofrece de nuevo, un disco que amplía su sonido.
Para este disco, Lorde incluyó más efectos que de costumbre, por lo que inclusive hay sonidos industriales, como en la catártica “GRWM”, en la que hay sonidos que te desorientan pero también te hacen estar atento a lo que viene.
Letras de cuerpo, deseo y transformación, tras épocas difíciles
Lorde no necesita crear cuentos ajenos o historias que no son propias. Sus confesiones son brutales, como en “Clearblue”m en la que sola con un vocoder, habla sobre autonomía sexual, fertilidad y fluidez de género con una mezcla de crudeza y estética. Este enfoque “corporal” hace que el disco sea una experiencia fuerte, pero también es muy conmovedor que sea capaz de abrirse así al mundo, más allá de su círculo cercano.
En una presentación inesperada en Glastonbury, Lorde declaró: “Para ser sincera, no sabía si grabaría otro disco, pero aquí estoy de vuelta, completamente libre”. Lorde mantiene una libertad creativa absoluta, habló sobre desórdenes alimenticios, pruebas de embarazo, y la inseguridad que sentimos todos. La ausencia de censura propia se siente completamente catártica en su música.
Ella Marija Lani Yelich-O’Connor lleva casi la mitad de su vida siendo famosa, y es que olvidamos lo joven que es aún. A sus 28, este disco se aprecia como un momento catártico y liberador después de varias crisis. Aún así, logró plasmar todo lo que siente en Virgin, y con varios recursos, como el doble sentido de “GRWM”, una crítica a las redes sociales y al “Get Ready With Me”, frente a lo que ella canta como “Grown Woman”.
Influencias claras de SOPHIE, Björk y hasta The Knife
Este disco es un acto transgresor con el que Lorde pretende tocar muchísimos géneros y a la vez que no nos fijemos tanto en si una rola queda en un género u otro. Se escuchan influencias sonoras del hyperpop de SOPHIE en las líneas sintetizadas de “Broken Glass”, pero apostándole al minimalismo.
Al mismo tiempo, la producción apuesta por la fidelidad en lo electrónico, algo al estilo de fiesta casera que perfeccionó The Knife. Algunas de las atmósferas, y el sentido de no tener reglas, evoca claramente a Björk, otra shapeshifter fundamental de la música contemporánea.
Todo esto se refleja en un álbum que no teme romper estructuras, alterar su voz o jugar con sonidos densos y definitivamente no es una escucha ligera, inclusive cambia de una rola a otra de géneros. Del UK Garage minimalista, cambia al inicio de bajo de “Man Of The Year”, que resulta en una rola casi acústica hasta un rompimiento digno de rock de estadio.
Lorde lanzó una edición transparente de Virgin, que pueden conseguir por acá, y está de gira por Estados Unidos y Europa lo que resta del año, con casi todos sus shows agotados. Esperemos nos visite pronto, con un gran disco que promete ser una experiencia confesional en vivo.