Esta es una de esas historias que nos dejará más que una enseñanza. La vida está hecha para que la vivamos con todo y uno de los nuevos ejemplos que tenemos es Kevin Grow.
Él es un chico de 18 que estudia actualmente en el Instituto Bensalem. Es un fanático del basquetbol y uno de sus más grandes sueños es jugar en la NBA; sin embargo, muchos le decían que no podría ya que el tiene Síndrome de Down. Pero su historia dio la vuelta en Estados Unido y comenzó el sueño.
Su amor por el basquetbol es tal todos los días practica sus tiros y no deja la duela hasta que logra anotar por lo menos una canasta de tres puntos. Ese ímpetu y todo el empeño que le pone a sus entrenamiento lo llevaron a convertir en realidad su más adorado anhelo: ser parte de un equipo de la NBA.
Diez días después de haber debutado con el equipo de su escuela y ser el máximo anotador con 14 puntos, incluidos cuatro triples, el último sobre la bocina para culminar cuatro años como ayudante del equipo, fueron los 76’s de Filadelfia quienes lo contrataron (de manera simbólica) y tuvo la oportunidad de entrenador dos días con los jugadores del equipo y ¡hasta jugó un partido amistoso! en la Arena Wells Fargo.
Entrenando con sus nuevos compañeros
Así juega Kevin Grow:
El deporte nos da muchas cachetadas con guante blanco y, a la vez, nos enseña que no hay imposibles. Mucho, o todo es cuestión de mentalidad y Kevin Grow sí la tiene.