Un hombre logró vencer legalmente a las instituciones, pero no contó con que su hija comparte todo por Facebook.
Todo iba sobre ruedas para Patrick Snay, quien demandó a la Gulliver Preparatory School en 2010, cuando se negó a renovar su contrato tras años de trabajo. Snay afirmó que la negativa se debió a cuestiones discriminatorias, pues ya sobrepasaba los 65 años. Además señaló que la escuela tomó represalias contra su hija, quien en ese entonces era estudiante de Gulliver.
Tras poco más de un año de litigios, Gulliver llegó a un acuerdo de 80 mil dólares: aceptó pagar 2 cheques –de 10 mil dólares cada uno- correspondientes a salarios atrasados, para después hacerle la entrega de otro por la cantidad de 60 mil dólares… sin embargo hubo una condición: mantener la confidencialidad del trato.
No había mucho problema en lo anterior. Snay y su esposa estaban felices… tanto que hicieron participe a su hija, ya que ella también había sufrido “cicatrices psicológicas” por lo que su padre pasó en Gulliver y sabía del litigio que llevaba. Al conocer la victoria de su padre, Dana Snay la compartió con sus mil 200 “amigos”, además de alardear sobre las vacaciones que se iba a chutar gracias a la marmaja que habían conseguido sacarle a la escuela:
‘Mama and Papa Snay won the case against Gulliver. Gulliver is now officially paying for my vacation to Europe this summer. SUCK IT.’
Lo anterior, llegó a los ojos de los abogados de Gulliver, quienes presentaron un recurso ante tribunales para desechar el acuerdo que hicieron con Patrick Snay, alegando que él “había hecho exactamente lo que había prometido no hacer” al dar a conocer detalles de lo negociado… pocos días después don Snay fue notificado de que ya no le iban a pagar.
Así como así, un post le costó al ex director 80 mil de los verdes… todavía puede presentar una apelación en la Suprema Corte de Florida, pero quizá no dé buenos resultados.
