Anoche, el compositor Danny Elfman puso en manos del director de orquesta John Mauceri la gran tarea de llevar al público del Auditorio Nacional a un viaje tan conmovedor como desenfrenado a través del mundo del cine de Tim Burton. Y sí: estuvo genial.
Al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional, Maueceri sacudió su batuta al ritmo de las creaciones de Elfman, acompañado por imágenes a tinta y acuarela que hicieron surgir entrañables personajes en las tres pantallas del lugar.
Aunque el Auditorio no estaba repleto, la pasión de unos fans fieles como pocos lo llenó con la emoción suficiente para pagar una excelente interpretación.
Una pieza introductoria, que anunciaba todo el sabor de la noche, resonó al comienzo del espectáculo. Le siguieron los temas de Las aventuras de Pee-wee, Beetlejuice y El jinete sin cabeza acompañadas por un nutrido coro de voces tanto femeninas como masculinas.
El tema de Marcianos al ataque, junto a las absurdas imágenes de Jack Nicholson como uno de los presidentes más neuróticos que Estados Unidos haya tenido, arrancó carcajadas. Las música fue completada por el inevitable uso del fantasmagórico theremín. Siguió el conmovedor conjunto de piezas de El gran pez, con seguridad uno de los momentos más brillantes de la noche.
Un silencio llenó la sala tras los aplausos y uno de los momentos más esperados llegó: los característicos cellos y trombones llenaron el aire con el inconfundible tema de Batman, lo que hizo a la multitud aplaudir y gritar de emoción. Las pantallas se iluminaron con dibujos tan sombríos como juguetones del personaje cruzando el cielo de Ciudad Gótica, así como entrañables escenas de ambas entregas. El segmento hizo retumbar los oídos y erizar la piel de cada uno de los asistentes y de forma épica dio final a la primera mitad del concierto.
Tras un receso, la orquesta regresó a sus lugares y sin demora trajo consigo la extraña combinación de sonidos primitivos y electrónicos de El planeta de los simios. Siguió la interpretación solista más cuidada de la noche en un sentimental piano que trajo de la tumba al dulce Cadáver de la novia, arrancando lágrimas al público.
Llegó el aventurero segmento dedicado a Sombras tenebrosas y una nueva ola de emoción fanática llenó la sala cuando los personajes de Frankenweeni llenaron la pantalla y su sonidos, homenaje tanto al estilo Burton-Elfaman, como a la música del cine de terror expresionista, enternecieron los oídos.
El ambiente iba en ascenso y el público ovacionó el tema de El joven manos de tijera y los característicos dibujos del personaje. De pronto y como apareciendo del vacío, la talentosa y famosa violinista Sandy Cameron llenó el lugar con notas frenéticas y saltos imposibles con un brillante vestuario muy ad hoc.
El público aplaudió fuertemente la interpretación aparentemente improvisada y Maueceri besó la mano de la chica. El segmento culminó con una de las piezas más espléndidas de Elfman, el tema final del filme, acompañado por la inigualable escena de amor entre Edward y Peg, revelado a través de las esculturas de hielo.
La noche alcanzó su máximo cuando llegó el turno del largo repertorio de El extraño mundo de Jack. Los fanáticos enloquecieron cuando vieron entrar al escenario al propio Danny Elfman, que cantó los temas principales de la película con una interpretación histriónica y emocionante. Tras cantar algunas de las canciones más importantes de la cinta, se despidió de los presentes, portando un sombrero de Jack que un fan le ofreció.
En último lugar, la orquesta interpretó temas de Alicia en el país de las maravillas, acompañada por la impresionante voz de un niño que, al finalizar el evento, agradeció al público tomado de la mano de Elfman, Maueceri y Cameron para poner punto final a una noche que los fans de este extraordinario mundo nunca olvidarán.
