“¿Chivas antipromesa?”, se preguntarán los aficionados más orgullosos del Rebaño y a continuación argumentarán que el año no fue tan malo, pues conquistaron el título de la Concachampions y gracias a ello estuvieron en el Mundial de Clubes. Y ni cómo negarles y reconocerles dicho logro, sin embargo, no hay forma de defenderlos en dicho Mundial y mucho menos en el torneo de liga.
El Rebaño, el equipo más mexicano entre todos los mexicanos, incluso más mexicano que el nopal, se echó un año gris en la Liga MX, en la que sólo le pudo dar pelea a los equipos que son candidatos al descenso.
A lo largo del 2018, Chivas disputó 34 partidos en la Liga MX, en los cuales sólo consiguió ocho triunfos, uno más que Veracruz, Atlas y Lobos. Sólo por el hecho de compararlo con su acérrimo rival, América logró 16 victorias, sin contar partidos de liguilla, instancia a la que los tapatíos no acceden desde el verano del 2017.
En 26 ocasiones, Chivas terminó viendo cómo se le iban los puntos entre derrotas (15) y empates (11). A lo largo del Clausura y Apertura 2018 marcó 36 goles y recibió 46, es decir, por cada gol que Chivas marcaba, le recetaban 1.3.
El pecado de Cardozo
A lo largo del 2018, Chivas tuvo dos entrenadores, el argentino Matías Almeyda, quien fue despachado por la puerta de atrás, y José Saturnino Cardozo, quien carga como máximo pecado la característica de no saber ganar.
En el Apertura 2018, las Chivas ganaron cinco partidos y pudieron ser más, pero el Rebaño no supo cómo hacer para ganar en siete oportunidades, en las que tuvo ventaja en el marcador, pero al final del partido terminó empatando o, peor aún, firmando la derrota, esto le pasó contra Toluca, Santos, Gallos, América, Pumas, Morelia y Puebla.
De pilón, con Cardozo las Chivas perdieron la única hegemonía que les quedaba, contra Pumas, pero los felinos ganaron por primera vez en Guadalajara desde hace 38 años.
“Sí, pero fuimos al Mundial de Clubes y ustedes no”
Sí, pero les pasó lo mismo en Emiratos Árabes. El Rebaño comenzó ganando sus dos partidos del torneo, contra el Kashima (3-2) y el Esperance (1-1 en tiempo regular y derrota 6-5 en penales), y terminó descalabrado, sin puntos, sin orgullo, con la peor actuación de un equipo mexicano en un Mundial de Clubes y muchos memes.
