¿Alguna vez en el tráfico te ha tocado estar cerca de un conductor farol que por lucir el auto que trae se la pasa acelerando el motor una y otra vez? Sin duda es de lo más desesperante, tanto que muchos alrededor seguramente le desean el mal a tan molesto personaje.

Pues bien, quizá estos deseos malignos a veces se cumplen. Esa es la forma que tenemos de explicar lo que le pasó al conductor de un lujoso y carísimo Lamborghini, que en el tráfico de Dubai no dejaba de hacer rugir el motor para apantallar a los otros conductores.

Tanto forzó la máquina que provocó un pequeño incendio. De nada sirvió que varios de los presentes le gritaran que su auto se quemaba, pues este conductor seguía sintiéndose la última Coca Cola del desierto:

¡Pues qué prendido!

Recuerden amiguitos, andar de mamila a veces tiene consecuencias…

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