Lo que necesitas saber:
¿Se acuerdan del perrito al que le robaron su cobija en Iztapalapa? Pues ya fue adoptado y tiene un nuevo hogar. ¡Qué bonito!
Ah, adoramos los finales felices… El pasado 20 de junio les contábamos de la triste historia de un amigo perrito que fue víctima de la peligrosa Iztapalapa, pues al estar durmiendo en su camita en la calle un hombre llegó y sin más le robó su cobijita.

¿Se acuerdan del perrito de Iztapalapa al que le robaron su cobija?
Este hecho ocurrió en Av. 5 de Mayo casi esquina Gral. Anaya, en la colonia San Ignacio. Las imágenes nos dejaban ver a un hombre (al parecer en situación de calle) que le quita la cobija a este suave amigo, quien intenta desesperado recuperar la prenda que le brindaba algo de calor.
El video se hizo viral en redes sociales y despertó mucha indignación/debate, pues o parece que ya ni los perritos callejeros se salvan de la inseguridad que se vive en las calles de la CDMX, pero también que la persona que le robó la cobija la estaba pasando igual de mal.
Pero nos da gusto saber que la historia de este perrito terminó con un final feliz.

Pues ya tiene una nueva familia (y un hogar con una nueva cobija)
En redes sociales se dio a conocer que este suave amigo, que sabemos ahora se llama Blacky, ya no sufrirá más del frío de las calles (que por cierto ha estado recio estas últimas semanas gracias a las lluvias), pues ya fue adoptado. ¡Fe en el mundo restaurada!
Fue en el grupo ‘Asociación Perritos y Gatitos en Apuros CDMX’ donde se dio a conocer que una mujer llamada Angie se rifó la misión de darle a Blacky un nuevo hogar. Algo que se comprueba en un video donde vemos al perrito arriba de un auto color azul.

Su nombre es Blacky y el video viral le cambió la vida al perrito
“Hola Blacky, esta va a ser tu rutina diaria. Este es el trabajo, me vas a acompañar todos los días”, se escucha decir a Angie en un tono muy dulce. Algo que Blacky también nota, pues la ve con una mirada que nomás’ de apreciarla nos dan ganas de darle un abrazote.
Ahora sí que a Blacky le va a tocar aprenderse la de chambear, pero suena a un trato justo considerando que al suave amigo –a quien confiamos van a tratar de maravilla– le esperará un techo y una camita caliente cuando llegue del jale. Como debe de ser.

Ya entrados en el tema, lo ocurrido con Blacky sólo nos recuerda dos cosas: la primera, que aún existe gente buena en el mundo y la segunda, que adoptar un perrito callejero es darle la oportunidad y esperanza a otro para poder encontrar un hogar. ¡Sí estamos llorando!