Ya que un puberto no dejaba de ver películas pornochas, pese a las advertencias de que le iban a salir perrillas, se le iba a morir la materia gris o ya no iba a crecer, una afligida mamá tuvo que llamar a los servicios policíacos para ver si con ellos se le quitaba la “fea” manía de andar viendo cómo la gente le pone duro y tupido al arte del “mete-saca”.
Aunque ya sabía de antemano la debilidad de su hijo de 15 años por las pelís XXX, Chavonda Gallman, mujer de Carolina del Sur, requirió al 911 porque la tarde del pasado martes al llegar a su casa, su hija de dos años encendió el televisor de la sala y la pornografía estaba a todo lo que daba; la señora “inmediatamente apagó la TV” y se encerró con la pequeña en su habitación… de ahí llamó a la policía.
Cuando llegó el sheriff, doña Chavonda denunció tener varios problemas por el comportamiento de su hijo mayor, el cual ponía en riesgo a la menor; sin embargo, poco pudo hacer el oficial Kevin Bobo: “no sé de ninguna ley que se haya roto”, comentó.
Como sea, para que su hijo deje de ver porno –y sólo sabe qué otras cosas- la mujer completó su declaración, en la que reporta que la conducta de su hijo expone a su hija menor a pornografía.
Tan fácil que es activar el control parental… pero bueno, el susto a cualquiera le quita las ganas. Así que seguramente pasará un rato antes de que el quinceañero vuelva a ver porno en la TV… tendrá que conformarse con el celular y la computadora.