Un caso de esos que parecen una broma pero que lamentable y dolorosamente son reales en México. El 26 de septiembre de 2016 Braulio Bacilio Caballero, de 13 años, fue atropellado en la Ciudad de México y horas después falleció en un hospital público.
El Servicio Médico Forense registró su cuerpo como el de una persona desconocida de 20 años y después de unos días lo llevaron a una fosa común para mayores de dad.
Su familia lo buscó por años, sin saber si estaba vivo o muerto. Hace unos meses informaron a la familia que habían encontrado restos de Braulio en una fosa común y recientemente los entregaron a la familia.

“Una disculpa no repara 6 años de dolor“, se lee en una de las cartulinas que se pusieron al exterior del Instituto de Ciencias Forenses como protesta en la CDMX.
“Desaparición institucional”, acusa la familia
A Braulio, que entonces tenía 13 años, lo atropellaron en el paradero del metro Pantitlán el 28 de septiembre de 2016. Una ambulancia llegó y se lo llevó vivo al Hospital General Balbuena donde falleció horas después por la gravedad de las lesiones.
Los paramédicos y el personal del hospital lo registró como un adulto de 20 años. Cuando el cuerpo llegó al Servicio Médico Forense, que hoy es el Instituto de Ciencias Forenses (INCIFO) la información no se verificó y después de unos días lo llevaron a la fosa común para mayores de edad.
La familia no se enteró de esto hasta años después.
En todo este tiempo sus papás, Fernanda y Miguel, denunciaron su desaparición y emprendieron la búsqueda por años. Nomás para darnos una idea: la alerta Amber la levantaron casi 3 años después de la desaparición de Braulio y en el MP intentaron echarle la culpa a la familia de la desaparición.
Y la búsqueda corrió a cuenta de la familia: las investigaciones (como casi no pasa) estuvieron llenas de negligencias y omisiones a pesar de que había registros del atropellamiento.

“Afortunadamente” el perfil genético de Braulio fue almacenado en la base de datos de adultos fallecidos y así llegó hasta el actual INCIFO. La familia decidió buscarlo en la base de datos de adultos, porque en la de menores no coincidía, y resulta que así lo encontraron y se enteraron de cómo murió.
Hace unos meses la Fiscalía Especializada en la Búsqueda, Localización e Investigación de Personas Desaparecidas (FIPEDE) informó a la familia que los restos encontrados en una fosa común coincidían con los de Braulio.
La Fiscalía de la ciudad de México reconoció el error y se comprometió a hacerse cargo de los trámites y a hacer una nueva acta de nacimiento con el nombre y la edad correcta. Pero de nuevo hubo fallas.
El 19 de agosto la Fiscalía entregó a la familia un acta de defunción con datos mal: no reconocen la identidad de Braulio y se mantiene como “persona desconocida de 20 años”.
Por si no había sido ya mucha burla.
Finalmente este 29 de agosto la familia recibió los restos de su hijo pero denuncian la serie de acciones, negligencias y omisiones que llevaron a sus papás a pasar por un viacrusis.
Denuncian una desaparición institucional y anuncian que emprenderán acciones legales para que los responsables de esta barbaridad enfrenten a la justicia.
