Hay goles en el futbol que parecen realmente imposibles, entre ellos están los llamados “olímpicos”, que muy pocas veces vemos en la televisión y mucho menos en la vida real, basta recordar el caso Espiricueta, de los últimos que se nos vienen a la mente.
Para anotar un gol de tal magnitud, se necesita una gran técnica individual, buscar que el balón se cuele en el rincón menos esperado e imprimirle un efecto endemoniado para que este rompa en el último minuto y se incruste en la portería.
En el duelo de pretemporada entre el Waterford y el Limerick, de la Liga irlandesa, un curioso gol marcó las acciones de dicho encuentro, en el cual el fuerte aire que azotaba el estadio jugó un papel determinante. Son de estos goles que parece se intentan pero este realmente era lo más normal del mundo y acabó así:
