¿Te acuerdas de ese libro que has querido leer por años? Ése que ves ahí acomodado en el estante y hasta te hace sentir culpable de no haberlo empezado…
Los pretextos para abandonar un libro son muchos: que si el trabajo no nos da chance o no podemos por la escuela o justo cuando abrimos la primer página, sale el nuevo episodio de esa serie que nos encanta.
Bueno, aquí vamos a poner en perspectiva la relación que tenemos con nuestro tiempo de lectura y te darás cuenta de que ese libro, por más grande que parezca, te lo puedes echar en una sentada (sin albur).
El sitio Personal Creations se dio a la tarea de responder a la pregunta ¿cuánto maldito tiempo me tomaría realmente leer ese libro que dejé? Considerando que el lector promedio lee unas 300 palabras por minuto, los creadores de la siguiente gráfica hicieron el cálculo, según el número de palabras que tienen algunos libros populares, y nos dieron el tiempo que tardaríamos en leerlos.
Piensa esto, ver la primer temporada completa de Breaking Bad te tomaría unas 6 horas y media, es decir, casi el mismo tiempo que te tomaría leer La odisea de Homero.
La primer temporada de Orange is the new black te quitaría unas 11 horas un poco menos del tiempo necesario para leer Crimen y Castigo de Dostoyevsky.
Leer por ejemplo, Un cuarto propio de Virgina Woolf o El gran Gatsby de Fitzgerald, te tomaría el mismo tiempo que ver una película, es decir, al rededor de dos horas.
Esta tabla nos hace repensar la relación que tenemos con los libros y la idea que tenemos del acto de leer. A veces sentimos que leer un libro muy grande podría llevarnos meses, vemos el número de páginas e inmediatamente asumimos que será una tarea titánica, cuando en realidad, puesto en perspectiva, se trata solamente de sentarse, leer y no hacer nada más.
Claro, no es lo mismo ver una serie o una película de Hollywood; el nivel de abstracción que requiere un libro es diferente y exige más de una generación acostumbrada al zapping, primero entre programas y ahora entre pantallas.
Desde luego que esta tabla tiene sus detalles. Si leemos en otro idioma los tiempos cambian, si tenemos que ir al diccionario o leemos en un español antiguo que requiere de anotaciones, también veremos una diferencia, y ni qué decir de leer poesía, arte celoso que exige sus propios tiempos, sin embargo, la gráfica sí nos pone a pensar que, tal vez, debamos cambiar la idea de que los grandes libros son interminables.