Recientemente el medio británico Daily Mail publicó una exclusiva: investigadores crearon una nueva cepa de COVID-19 con una tasa de mortalidad del 80% en un laboratorio de Boston, en Estados Unidos.
La información fue retomada por algunos otros medios de comunicación mientras los investigadores embarrados afirman que esta información es “falsa e inexacta” y que este texto solo distorsiona lo que en realidad los investigadores encontraron.

El reporte de la investigación
De acuerdo con la nota publicada en medios de comunicación, un equipo de científicos de Boston y Florida crearon una nueva cepa del virus COVID-19 que mató al 80% de los ratones que se usaron en el laboratorio. Esto se habría logrado combinando la cepa ómicron y la cepa original que salió de Wuhan, en China.
El diario británico explica que las investigaciones de ganancia de función están en el centro del origen del COVID y que esta práctica está restringida en Estados Unidos desde 2017.
Pequeño paréntesis: Las investigaciones de ganancia de función están centradas en manipular virus para hacerlos más letales o infecciosos.
Según este texto, el experimento de creación de esta nueva cepa mortal ocurrió en el Laboratorio Nacional de Enfermedades Infecciosas Emergentes de la Universidad de Boston, uno de los 13 laboratorios de nivel 4 de bioseguridad.
Supuestamente los investigadores de Estados Unidos extrajeron la proteína espiga de ómicron y la conectaron a la cepa de “tipo salvaje” original que surgió en Wuhan al inicio de la pandemia.
Ratones de laboratorio sobrevivieron a la variante estándar de ómicron y solo experimentaron síntomas leves pero cuando se expusieron al virus “ómicron S”, el 80% murieron.

Pero ¿qué respondieron los investigadores de Boston?
Por medio de un comunicado, la Universidad de Boston, en Estados Unidos, refutaron el texto que apareció por primera vez en el Daily Mail y que fue retomado por otros.
Afirman que todo es falso e inexacto y que de hecho la investigación hizo que el virus fuera menos peligroso.
El director de los Laboratorios Nacionales de Enfermedades Infecciosas Emergentes (NEIDL) de Estados Unidos, Ronald B. Corley, explicó que el estudio se propuso examinar las proteínas de punta en la variante ómicron del virus SARS-CoV-2. Los investigadores estaban interesados en comparar la variante con la cepa del virus original.

Lo que querían, según explican, era investigar si el virus era realmente menos virulento porque no estaba infectando las mismas células que la cepa inicial. Es decir, quieren saber en qué parte del virus está la información sobre qué tan grave será una enfermedad para una persona.
Pero, afirma el funcionario, los reportes en noticias sacaron de contexto el artículo diciendo que los investigadores habían creado una cepa mortal.
“Esta investigación no es una investigación de ganancia de función, lo que significa que no amplificó la cepa del virus SARS-CoV-2 del estado de Washington (la variante original) ni la hizo más peligrosa. De hecho, esta investigación hizo que la replicación del virus fuera menos peligrosa“, explica la Universidad de Boston.

El investigador en jefe explica que se usó un tipo de ratón particular que es altamente susceptible y que entre el 80 y el 100 de los ratones infectados mueren a la enfermedad de la cepa original, pero con la ómicron solo experimentan una enfermedad leve.
Ese fue el 80%, según explica, al que algunos medios se referían como la tasa de mortalidad de la supuesta nueva cepa.
¿Y entonces por qué esta investigación va a traer beneficios? El investigador explica que este trabajo demostró que no es la proteína espiga la que impulsa la capacidad del virus para infectar al huésped y causar la enfermedad. Que por el contrario, esto sucede gracias a otras proteínas virales.
“La determinación de esas proteínas conducirá a mejores diagnósticos y estrategias de manejo de enfermedades“, se lee.
La investigación publicada el 14 de octubre pasado se llama “Rol del pico en el comportamiento patogénico y antigénico del SARS-CoV-2 BA.1 Ómicron“