Bernardo Fernández, Bef, y Pepe Rojo aseguran en el prólogo a este libro que la ciencia ficción es hija de dos anglosajones: Edgar Allan Poe, de este lado, y Mary Shelley, del otro. No obstante, al leer cada uno de los textos que aparecen en esta antología preparada para el público mexicano, se hace evidente que la imaginación del género especulativo es patrimonio universal.

El título, 25 minutos en el futuro. Nueva ciencia ficción norteamericana, esconde una aparente tautología. ¿Hay ciencia ficción que no sea “nueva”?, o mejor, ¿hay ciencia ficción que no nos haga sentirnos “nuevos”, recién nacidos en un mundo que apenas conocemos? Pocos géneros se ocupan del tiempo como la ciencia ficción, y en esta nueva antología nos damos cuenta que a pasos agigantados vamos alcanzando ese futuro que antes parecía ser lejano.

La “nueva ciencia ficción norteamericana” no sólo nos arroja un oportuno panorama de los escritores norteamericanos actuales, también nos habla de la “novedad inquietante de lo nuevo”. Ya no se trata del sentimiento de que un futuro hostil se aproxima; en nuestros días el género especulativo nos llena de asombro por el presente que vivimos y que no siempre acabamos de comprender. Sin duda alguna, el futuro ya no es lo que solía ser y la inquietud por lo que viene es mucho más inmediata. Al fin y al cabo son sólo 25 minutos en el futuro.

Ese presente, por supuesto, no sólo se narra en inglés y esta antología lo demuestra. La paradoja no es tal, pues si los escritores compusieron del otro lado del Río Bravo, nosotros los lectores del lado de acá encontramos en sus especulaciones miedos, pasiones, inquietudes y placeres propios. A decir de Bef, uno de los antologadores y traductores:

“No es sólo la nerdez de publicar un libro de ciencia ficción, me parece que es un libro que tiende puentes entre México, Canadá y Estados Unidos”

Quizá la mayor virtud de esta antología sea la traducción. El equipo encargado de dicha tarea está conformado por los antologadores, Bef y Pepe Rojo, ellos mismos escritores y guionistas de ciencia ficción mexicana; Alberto Chimal y Gerardo Sifuentes, reconocidos autores dentro y fuera del género; y Alberto Calvo, referente ineludible en la traducción de cómics en el país.

En términos de traducción, el género es más que demandante. Por un lado, cuenta con una larga historia de experimentación y un slang bastante reconocible, y por el otro, no existe una escuela mexicana de traducción de este tipo. La tarea, pues, fue titánica, y el resultado muy satisfactorio. Fuera del embuste de la traducción en un hipotético español “neutral”, el equipo detrás de esta antología se sumerge en los modos de la ciencia ficción para trasladarlos a modos reconocibles y palpables para el público mexicano.

“Quisimos en la traducción que no fuera un español neutro, sino un español incluso extremadamente local”

El libro aspira a convertirse en un motor que impulse el encuentro entre un ávido público mexicano y la imaginería de la ciencia ficción. Si bien es cierto que el asombro es universal, estos textos nos demuestran que hay algo propio que compartimos con nuestros vecinos del norte. Desde pequeños nos acostumbramos a levantar fronteras mentales con los Estados Unidos y Canadá, pero, más allá de posturas políticas, las coincidencias son mucho más profundas de los que solemos pensar. Según Bef:

“Una de las cosas que descubrimos es que a pesar de las diferencias y las fronteras, la capacidad de imaginar une a nuestros pueblos”

Basta con revisar algunos de los mejores textos de esta antología para notarlo. “13 maneras de observar el espacio/tiempo”, de Catherynne M. Valente, sorprende por la plasticidad de su lenguaje, que asalta al poema en prosa desde un universo rico en posibilidades y significaciones. Por su parte, Bruce Sterling, referente ineludible del cyberpunk, engalana la antología con un texto especialmente escrito para la ocasión, titulado “Antes y después de México”. Mientras que “El programa de doce pasos de Godzilla”, de Joe R. Lansdale, nos habla sobre la domesticación de nuestra capacidad de asombro y la posibilidad de romper las amarras. Temas universales sin duda, pero tratados de manera profundamente norteamericana (que incluye a México, por supuesto).

Adicionalmente, de una alucinante actualidad son “El juego de Anda”, de Corey Doctorow, y “El apostador” de Paolo Bacigalupi. El primero es una obvia referencia a la famosa novela de Orson Scott Card, El juego de Ender, y se ocupa de las posibilidades del activismo en línea y sus consecuencias en el mundo real, desde la perspectiva de los juegos MMORPG. Por su parte, el texto de Bacigalupi aborda las paradojas de la escritura y el periodismo en la era de la inmediatez.

Ciertamente hay irregularidades en la selección. Como toda antología, algunos textos son mejores que otros; pero en conjunto forman un sólido bloque que nos lleva por los vaivenes del género especulativo con bastante soltura y placer. Ojalá estos cuentos encuentren a sus lectores, y esos lectores se encuentren en ellos para que la ciencia ficción en nuestro país alcance el lugar que merece entre el público lector.

Te dejamos una entrevista con Bef, uno de los antologadores, en la que el escritor, guionista, autor de cómics y traductor nos habla sobre su trabajo:

*Fernando Barajas (@prestejuan7)

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