Las poseídas, la otra cara de la inocencia

Tal vez sea la adolescencia la etapa más paradójica y policromática del ser humano. El lector puede bien recordar la inseguridad, el miedo, la exclusión, la soledad que el adolescente experimenta, pero también su convicción, su confianza, su imbatible fuerza que nace del centro de la inocencia. Una inocencia que también resulta difícil de describir, el adolescente no es inocente como lo es alguien que desconoce, que no quiere ver, es inocente porque las fuerzas anquilosadas del espíritu del adulto no funcionan en él y por lo tanto puede vivir en un mundo apartado, un mundo de fe en ídolos como la libertad, la hermandad o la ansiedad.

Betina González nos entrega, en su novela, Las poseídas, una visión agridulce de esta etapa que cuenta la historia de Felisa, una chica que entra a un colegio de religiosas en Argentina. Ahí es donde conoce a López, la narradora de la novela y juntas tejerán una historia alrededor del complicado ser adolescente. Felisa vive con su abuela, es definitivamente una chica que sobresale del resto por su actitud ausente, orgullosa y a veces peligrosa. López se dará cuenta con el tiempo de por qué Felisa es diferente, de qué significa estar poseída por otras presencias.

Las aventuras de estas chicas, las leyendas que se cuentan sobre el colegio, las historias de la vida real, más macabras que sus fantasías, introducen al lector a un mundo de presencias, de miedos y deseos que habitan en cada uno con la figura de otro.

Una novela escrita por una pluma inteligentísima que afortunadamente no aborda el tema del adolescente de manera ingenua y plana, como muchos otros libros de actualidad. Betina González escribió aquí una historia atravesada por muchas otras y que le habla a cualquiera, no sólo al adolescente, por evidentes razones. Pocas veces tenemos la oportunidad de la nostalgia inteligente, productiva, y Las poseídas nos la regala definitivamente.

Betina González nos ha concedido una entrevista muy amablemente que dejamos a continuación para que puedan enterarse de más detalles sobre esta excelente novela.

Luis Miguel: Primero que nada gracias por concedernos esta entrevista, el libro nos ha gustado muchísimo. Hemos leído algunas críticas y comentarios sobre tu libro y la mayoría tratan a la novela como si fuera un libro de descubrimientos, aventuras y despertar sexual hecho para adolescentes, sin embargo, creo que el libro va mucho más allá. Están por ejemplo todas estas referencias a lo sagrado y a lo bíblico, es como si los descubrimientos cotidianos se volvieran más significativos para el adolescente, más allá de lo terrenal y, al mismo tiempo, los sagrado habitara aquí junto a nosotros.

Betina González: Primero gracias por esa lectura, porque sí, ésta no es una novela de chicas, no es una novela de adolescentes aunque los personajes sean adolescentes, es una novela que reflexiona sobre ese costado místico, filosófico del que estas hablando, por algo tiene un epígrafe de Swedenborg. Al fin, la gente hace lo que quiere con los libros, hay gente que piensa eso que vos decís (sobre las reseñas que has leído), está bien si lo leen así, pero creo que eso es leer sólo la punta de un iceberg, la novela es oscura, deliberadamente oscura porque reflexiona sobre qué es la inocencia, pero no desde el punto de vista de “ay que inocente esta niña que será corrompida“, eso sería una trivialización de la inocencia, sobre qué es la inocencia desde el paradigma filosófico religioso occidental, por eso hay tanto trabajo, como decís, de la Biblia, y tanto desenmascaramiento.

Si recordás hay un momento en donde la narradora reflexiona sobre la idea de que el amor de Adán y Eva comienza cuando comienza la caída, el amor es el producto de la caída en desgracia, de la pérdida de la inocencia, y eso es algo gravísimo, es algo muy fuerte para quienes están acostumbrados a ver el amor como algo rosa, algo tranquilizador o cohesionador del mundo. La novela no trabaja con esa idea sino todo lo contrario, ve al amor como destrucción, sobre qué es ser inocente; hay varias formas de contestar esa pregunta, Swedenborg creía que en los niños se veía la inocencia pero también creía que cuando los niños llegaban a la adolescencia, volvían a ser el cúmulo del mal. Eso que es una idea de Swedenborg que viene de la mística y está trabajado como trasfondo de la novela, además de todo el paradigma cristiano, entonces, tu lectura le devuelve  la novela la complejidad que tiene, sí es una historia de iniciación, la pueden leer así, de la iniciación de María de la Cruz, que es la narradora, pero también es una reflexión sobre qué es el ser humano, qué nos distancia del animal, qué nos acerca a la condición de animal y no es que dé una  respuesta definitiva sino que plantea esas preguntas que vos acabás de hacerme, entonces, nada, muy agradecida por eso

LM: Es cierto que el rito de iniciación es algo complejísimo en teoría de las religiones, es un momento muy importante en donde, literalmente, el ser cambia y el mundo en el que ese ser se desarrolla también cambia. Hay una frase en el libro que dice “la duda es para los adultos“, si lo vemos como este complicado rito de iniciación, tú crees que el adolescente se inicia en el mundo cuando duda, es decir, ¿el paso hacia el otro lugar radica en perder la inocencia?

BG: Bueno claro que para mí la adolescencia está asociada con la fe, con la posibilidad de creerlo todo, de serlo todo. Por eso esta novela es tan arrebata y juega con la idea de la posesión, con que uno puede estar poseído a tal grado por tus propias ideas o por tus propias emociones que las vives carnalmente, básicamente, yo asocio esa idea de la juventud, con la idea de la fe (no en el sentido más trivializado).

El mundo de los adultos es el mundo del miedo en donde ya sabes que no puedes serlo todo que no puedes creerlo todo y que todo el tiempo necesitas dudar, por eso no te arriesgas, la adultez es claudicar en el riesgo. Yo creo que cualquier escritor de los malditos era profundamente inmaduro en eso, en que no claudicaban.

No importan los ritos, pueden ser muchos, de distintos tipos, pero creo que en un punto pueden ser engañosos porque parece que te acercan a algo que se asemeja a la seguridad, dicen que si atraviesas el rito te transformas en hombre, o en mujer, entonces eso te hace poseer tu yo de una manera más segura, pero en realidad te hace ingresar a un mundo de hipocresía y de farsa, el mundo de los adultos es el mundo en donde tenemos que transigir todo el tiempo.

LM: Ahora que mencionas esto de la farsa, el papel del sexo es impresionante, es muy ecléctica la forma en que se maneja, por ejemplo, hay partes que nos han encantado en donde hay una desacralización del sexo masculino, esa hegemonía del falo aparece como una farsa. Las experiencias sexuales parecen un trámite.

BG: Pues las poseídas es una novela en donde se desmontan varios estereotipos, no sólo esto de la falocracia de occidente sino estereotipos sobre el mundo femenino, sobre las chicas, las adolescentes, este mundo que ha sido tan trivilizado desde la cultura desde dos polos, la chica inocente que va a ser pervertida por ese hombre con su súper falo o la súper puta que ya no necesita que nadie la pervierta porque ya conoce todo esto.

Estos dos polos de trivialización son con los que discute la novela de manera muy irónica, citando a veces a escritores como Nabokov u Onetti, esas miradas masculinas sobre el mundo femenino que tampoco conocen la idiosincracia de ese mundo y después un poco lo que decís, está desde el psicoanálisis, hasta la vertiente filosófica occidental esta sacralización del falo, de que lo único que queremos las mujeres es el falo porque no lo tenemos, esta idea de ausencia de Lacan y todo lo que quieras, es de lo que se burla la novela y fue de las partes más divertidas de escribir, esas escenas que vos mencionás de sexo, ésta de la pérdida de la virginidad es una escena que muestra el sexo sin romanticismo si nada de pintura rosa.

LM: Otra duda que teníamos es que hay dos o tres menciones al asunto político y se pueden lanzar interpretaciones arriesgadas al respecto de una posible interpretación en ese sentido: está este colegio que es un lugar cerrado, se está hablando de la dictadura, y luego salir de esa dictadura que también de alguna manera es un rito de pasar a otra cosa, en fin, ¿hubo una intención de ir en ese camino?

No, no es una novela de la dictadura ni de la postdicatdura, y ojalá que no la lean así, ahora, sí ocurre en ese momento por dos razones, básicamente es mi momento cronológico, como yo era adolescente en ese momento me es más fácil recrear ese mundo, esa es una razón narrativa puramente funcional, pero es verdad que una vez que pones en marcha un mundo ese mundo adquiere vida propia, así que, una vez que lo puse a andar en ese contexto, ese mundo, tomó connotaciones de la verdadera película de terror que fue la dictadura de Argentina.

Es importante el contexto ya que cualquier novela de iniciación, o cualquier novela de adolescentes tienen en común que el adolescente rompe con el mundo adulto porque le parece una farsa o una hipocresía. En esta novela eso crece exponencialmente, porque estas adolescentes rompen en un momento en que se descubre que el mundo adulto además de ser una farsa por sí misma, ha sido también, una farsa política, en la que se estaba asesinando gente, sobre todo jóvenes y nadie se enteraba de nada. Gana en fuerza para poder transmitir en sentimiento de impotencia y rabia de estas adolescentes. Sólo eso, no es una novela que trate de metaforizar el rito de pasaje de la dictadura, no.  Es simplemente esa frase que en algún momento dice María de la Cruz “no íbamos a la revolución, no íbamos a incendiarlo todo. Podíamos pero no lo íbamos a hacer” Porque venían de una pila de cadáveres, es este sentimiento medio punk de la protagonista, de romper todo porque sí; sin ideologías, sin banderas, porque todo eso es imposible.

LM – Una cosa que es muy cierta es que en la adolescencia, dado que todo es nuevo, deja una marca bien especial, las cosas buenas y las cosas malas. Y a veces hay momentos en donde uno crece y pasan diez años, pasan quince, después de la adolescencia y aún traemos cosas atoradas que no podemos dejar ir. Hay muchos procesos para enfrentar estas cosas y creo que escribir es uno de ellos. Entonces ¿esta novela representó para ti una manera de enfrentarte a tu yo adolescente y decirle algo, o sacar algo de eso?

No sé, creo que si lo hice, lo hice de una manera muy lúdica, no tanto como exorcizar demonios o experiencias traumáticas. Requiere mucha habilidad, y también me produce mucha felicidad tener 37 años y poder volver a tener 16 aunque sea en una novela. Y la gran felicidad, después la vi en el hecho de que hay chicas adolescentes que están en este momento leyendo la novela y se sienten de alguna manera interpeladas, lo cual no era algo que yo preveía. No estaba pensando en ningún tipo de lector, pero tampoco pensaba específicamente en adolescentes. Pero si adolescentes pueden leer Las Poseídas y sentir que hay algo verdadero y auténtico en ese libro, es todo un logro.

LM: La pregunta obligada que le hacemos a todos. Tres escritores vivos que tengamos que leer.

BG: Fleur Jaeggy, apúrense, tendrá unos 70 años. Yo siempre dije que uno de los orígenes de Las Poseídas era un libro de ella, Los hermosos años del castigo, casualmente lo tradujo al español Tusquets, una escritora suiza, que escribe en italiano y vive en Roma, entonces cualquiera de sus libros, pero ese es fundamental.

Lorrie Moore, escritora estadounidense, cuentista excelente.

Alice Munro, cuentista canadiense. Tres mujeres.

LM – Muy bien, muchas gracias por la entrevista.

 

 

 Por Luis Miguel Albarrán @Perturbator

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