El día de hoy fue el estreno oficial en México de la nueva película producida y protagonizada por Brad Pitt, homónima del libro de Max Brooks. Se dice que la cinta es una adaptación y por eso decidimos que sería una buena idea compartir con ustedes esta reseña del libro, pues la relación entre éste y su versión cinematográfica es poca. En realidad lo único que tienen de semejante es que hay zombis por todo el mundo… y el título.
La obra de Brooks, autor que también escribió Zombi. Guía de supervivencia (2003), fue publicada en 2006. El libro (título original: World War Z: An Oral History of the Zombie War) consiste en una serie de entrevistas que realiza el narrador, casi una década después de una crisis conocida como la Guerra Mundial Z, a varios sobrevivientes. Nunca queda claro el año en que el brote de la infección zombi ocurre, sin embargo, sabemos que dura muchos años.
Esta recopilación de testimonios se divide en diferentes apartados: uno se refiere a los primeros brotes, otro al climax de todo el caos, la guerra, así como al desenlace y el resultado de un mundo azotado por años y años de zombis. Es el antes, el durante y el después de la guerra contra los muertos vivientes.
Es una obra que, a diferencia de la enorme cantidad de narraciones en el cine, sí cuenta la historia de lo que pasa básicamente en todo el mundo; quizá se centra en Estados Unidos y otro países, como Israel, China, Rusia y Sudáfrica, pero deja fuera a muy pocas naciones. Incluso Brooks habla en varias ocasiones de México. Lo que hace a las entrevistas interesantes es que sí juegan un papel importante para completar una historia de una mayoría del mundo, pero no se centran únicamente en la visión de la guerra de los viejos líderes o empresarios, también le dan un peso importante a los civiles y soldados que no tenían el mismo poder o recursos para sobrevivir como celebridades o gobernantes.
Estas historias van desde los primeros casos, la realización de un informe para advertir al mundo, las estafas de empresarios ante la crisis, hasta el combate de los ciudadanos y los soldados ante una fuerza que todavía no comprenden, e incluso historias extraordinarias de supervivencia y heroísmo. Las narraciones llegan hasta los últimos momentos de la guerra y la vida que llevan los sobrevivientes tantos años después.
A través de las entrevistas, Brooks muestra la reacción tanto de la gente como del gobierno y aprovecha para sacar lo que para él es la lucha entre el instinto de supervivencia y la lucha por mantener unida a la humanidad, que es lo único que puede salvar al mundo ante una crisis así. Mientras la gente se paniquea con el creciente número de infecciones, el gobierno lucha por mantener a la gente tranquila y hacerlos entender que tienen las cosas bajo control, justo como hemos visto que actúa.
Lo único que quizá puede provocar disgusto en la obra, tanto como para dejar de leer, es la caída de ciertos regímenes y la reacción de las naciones. Principalmente porque estas reacciones muestran una visión totalmente estadounidense, es decir, tratan discursos de democracia, libertad, discursos que conmueven a todos, cosa que no son necesariamente algo malo (cada quien), pero quizá uno se podría imaginar que ante la amenaza de que toda la vida en el planeta se extinga, lo último que ocurriría serían esas actividades exclusivas de una democracia.
La obra, en su mayoría diálogos, intenta mantener un lenguaje que se sienta real, con expresiones que un lenguaje literario suele evitar en medio de las narraciones e incluso usando onomatopeyas, todo para que los diálogos se sientan auténticos. Esta obra, dentro de su naturaleza ficticia, no es una historia oficial de los sucesos, sino que intenta mostrar, fuera de cifras y una sencilla línea del tiempo, el terror que fueron esos años. Es un relato oral de la guerra.
Lo que sí se agradece en el libro es que permite una lectura muy rápida y precisa. La manera en la que el autor cuenta cada momento, permite entender con claridad lo que ocurre en la obra, sin embargo, no deja mucho espacio a interpretaciones. Es la lectura que podemos apreciar en un best-seller, cosa que ya depende de ustedes decir si es algo bueno o malo.
Ahora sí, para terminar con esta breve reseña, les contaremos sobre el elemento clave de la obra: los zombis. En realidad no es una genialidad o gran inovación lo que Brooks hizo para su obra, esa genialidad es la magnitud del conflicto. Estos muertos vivientes son los clásico que hemos visto desde hace décadas: es un zombi que se mueve de manera lenta, que sólo puede morir con un tiro a la cabeza, como hemos visto antes, no importa si le vuelan las piernas, la quijada, los brazos o incluso si desaparece el resto del cuerpo, sólo destruyendo el cerebro es como uno se puede salvar. Lo único que puede ser que diferencie a estos zombis de otras versiones es su aspecto, no se trata del típico zombi sucio y bañado en sangre. Es un muerto viviente con una piel casi totalmente blanca y bastante limpio. Ese aspecto se debe a que la sangre de un infectado no es como sangre infectada, es decir, aparentemente normal, sino que cambia a un líquido sumamente espeso y negro.
Quizá a un lector más clavado o especializado no le parezca una lectura digna (quizá), pero en gran parte la obra lleva buen ritmo y narra muchos momentos que sí son muy emocionantes. Dentro del género zombi, la historia es muy completa con escenas que en verdad los harán sentir el miedo de un apocalipsis zombi. Es una obra que quizá, si son lectores más relajados o con pocos prejuicios para la literatura, la podrían disfrutar.
Ahora que leyeron esta reseña, por qué no le echan un ojo a nuestra reseña de la película dirigida por Marc Forster, para que comparen lo que ven en pantalla con lo que lean en el papel.