Si bien, la desaparición forzada de 43 normalistas de Ayotzinapa que se vivió en la madrugada del 26 y 27 de septiembre del 2014 en Iguala, ha sido uno de los casos más controversiales referente a la pruebas y testimonios; hoy en día, después de más de un año, las pruebas y testimonios aún son un tanto sombríos, y en lugar de esclarecer lo sucedido crean una maraña cada vez más imposible de remendar, podría decirse que ya no se sabe quién dice la verdad o por qué ‘la verdad’ es tan manipulada y cambiante a lo largo del tiempo.
Y es que esta ocasión un militar de inteligencia que se encontraba en el momento preciso en el que el grupo de normalistas fue embestido por el cuerpo de policías estatales frente al Palacio de Justicia de Iguala, ha declarado que registró el ataque con su celular pero que borró las imágenes por la mala calidad, lo que creía irrelevante para el caso.
Y es que justamente el hecho que se vivió frente al Palacio de Justicia es el menos documentado dentro del expediente de Ayotzinapa, ¿y cuál es su importancia?, pues es el preciso momento en que desaparecen los 43 estudiantes que viajaban en el autobús Estrella de Oro 1531.
El militar dio una declaración de una página y media -sí, así de conciso- en donde entre palabra y palabra declaró:
Primeramente, quiero aclarar que las imágenes que tomo son del mismo ángulo, con dirección hacia la salida de la carretera a Chilpancingo, aproximadamente a 150 metros del lugar del autobús, en donde yo me encontraba, en las cuales se aprecia la parte trasera de un autobús. Asimismo, se alcanzan a ver patrullas de color blanco con azul marino, la que tenía de frente era una camioneta tipo Pick-Up de la policía municipal.
Quiero mencionar que en las imágenes que tomé se alcanzaban a observar las siluetas de las patrullas y las torretas encendidas; se podían ver las siluetas de dos personas que eran policías, puesto que las pude observar, así pues se alcanza a percibir el puente de la carretera que va con dirección a Cuernavaca.
Momentos después regresé al 27 Batallón, en donde descargué desde mi teléfono celular las fotos que capturé hacia mi computadora de trabajo, fotos que eran de mala calidad, porque me encontraba aproximadamente a 150 metros del lugar de los hechos y, aunado a ello, era de noche, las cuales borré de mi celular al momento que las descargué, derivado de que ahora tenía cómo justificar mi trabajo. Asimismo, quiero manifestar que estas fotografías no las consideré de importancia, derivado de que no se observaba nada relevante y eran de mala calidad.
Sin embargo, este mismo militar, en su primera declaración a finales del 2014, describió citas textuales del altercado, donde los estudiantes gritaban cosas como “Ayotzi vive”, “pinches policías, no nos vamos a bajar, suban por nosotros”, y donde policías respondían “bájense, hijos de la chingada” o “si no se bajan les va a ir peor”.
En realidad es que en la primera declaración del militar había dado un testimonio con mucho lujo de detalle, e indudablemente pues se cuestiona cómo parece haber olvidado o le parece ‘insuficiente’ para haber utilizado sus fotografías como pruebas. En dicha declaración explicó cómo fue el enfrentamiento entre los policías y los normalistas, donde agresivamente hasta se detonaron algunas granadas lacrimógenas en el interior del autobús para forzar a los estudiantes bajar de la unidad. Además explicó que en todo momento tuvo órdenes de permanecer quieto y observar qué es lo que sucedía, explicando que toda la información se la hizo llegar a su mando al igual que las fotografías, posteriormente él y un grupo de militares se dirigieron al lugar del acontecimiento pero para entonces sólo encontraron el camión varado a mitad de la autopista sin rastro de policías y estudiantes.
Pero bueno… la cuestión es que las fotografías fueron borradas, así que todo este escenario aún no puede congeniarse en su totalidad; pero de que es lamentable que después de un año y medio no hayan resultados de investigación para los familiares de las víctimas, es inadmisible.