En algún momento de nuestras vidas, a todos nos ha dado por coleccionar cosas, sin embargo, rara vez caemos en extremos como al que llegó Chris Robinson, un hombre que invirtió casi 100,000 euros en muñecos de peluche, y que ahora vive en bancarrota.
Hay quienes pierden la cabeza por coleccionar aventuras con mujeres, otros por los comics e incluso están los ñoños que coleccionan latas de bebidas provenientes de distintas partes del mundo. Aun así, lo anterior parece de lo más normal si lo comparamos con la manía que el señor Robinson desarrolló por los llamados “Beanie Babies”, que no son otra cosa que muñecos de peluche que estuvieron muy de moda en Estados Unidos durante la década de los noventa.
Aunque la fiebre por esos objetos (francamente ridículos) duró sólo un par de años en el gabacho, para Robinson ha significado su ruina económica.
Todo comenzó cuando Robinson descubrió que algunos de estos muñecos que tan de moda estaban, alcanzaban precios exorbitantes entre los coleccionistas, lo mismo ocurría con los accesorios para estos muñecos, como casas, muebles, ropa, revistas especializadas y demás chucheras.
En total, Chris invirtió sus ahorros para comprar entre 15,000 y 20,000 peluches, pues pensaba que tarde o temprano aumentarían su valor. Según su lógica, un muñeco Beanie de cinco dólares con el tiempo podría alcanzar precios de hasta 2 mil dólares. Para su desgracia, el furor por estos muñecos de peluche desapareció y todo su dinero invertido se vio reducido a un montón de cajas llenas de “Beanie Babies” polvosos.
Uno pensaría que ante un fracaso semejante, este señor le tendría odio a esos peluches, sin embargo, aun les guarda cariño y los tiene catalogados en distintas categorías como tamaño, color, tipo de animalito, etc.
El caso ha sido tan sonado, que incluso hace cuatro años Chris fue protagonista del mini documental Bankrupted by Beanie Babies.
Chris ha tenido que resignarse a vivir rodeado de muñecos, ya que el almacenamiento de todos sus juguetitos en otro espacio le costaría unos 7 mil dólares anuales.
Si coleccionas algo e inviertes fuentes cantidades pensando “mi colección algún día valdrá mucho dinero”, ponte abusado, no vayas a terminar como este señor.