Lo peor que te puede pasar cuando juegas al futbol (ya sea como profesional, en el llano, o en el fut7) es que el árbitro te saque la tarjeta roja. Es lo peor de todo por que dejas a tu equipo con un menos y te pierdes, mínimo, el siguiente juego.
Aunque también hay que decirlo: luego los árbitros no miden con la misma vara y sacan tarjetas nomás por convivir. Ahora, cuando ves el cartón rojo en la mano del árbitro solo te queda despedirte y marcharte a las regaderas, digo, ¿de qué sirve que le discutas? Nunca te retirará la roja ¿o sí?
Hay unos jugadores que se molesta, le mientan la madre al árbitro y se van maldiciendo todo lo que pueden. Otros, simplemente bajan la cabeza y se van a bañar. No obstante, nos topamos con una de las reacciones más dramáticas que un jugador puede hacer cuando lo expulsan.
No golpeó al árbitro. Tampoco a uno de sus rivales. Mucho menos a sus compañeros. Y por supuesto, a nadie de la grada. Alhaji Kamara, jugador del Norrköping de Suecia, demostró que es todo un berrinchudo.
Miren nada más cómo se puso cuando lo expulsaron, es de esas cosas sorprendentes de los futbolistas.
WTF?!?!
Era como si su mamá lo hubiera regañado y enviado a la cama sin cenar o algo así…