El crimen busca nuevas formas de pegarle a la ciudadanía, pero unas rayan en lo incomprensible. En definitiva, a todo le sacan provecho.
En Venezuela, una mujer fue herida en el abdomen tras resistirse a ser despojada de su cabello. La intentona del descabellado delito ocurrió en Maracaibo.
De acuerdo a los reportes, Fermina Daza -poseedora de una melena de envidia- caminaba por las calles venezolanas cuando un par de hombres a bordo de una motocicleta se le emparejó para someterla. Uno de ellos sacó una navaja.
“¿Qué me pueden robar?”, se preguntó la víctima, ya que en ese momento no portaba ni dinero, ni celular o alguna cosa de valor. Sin embargo cuando sintió el jalón a su cabellera supo cuáles eran las intenciones de los delincuentes.
Por suerte los maleantes no lograron su cometido, pero sí alcanzaron a lesionar a Fermina. No obstante por seguridad la mujer tendrá que tomar sus precauciones: “Lo que más me gusta de mí es el cabello, por eso me lo he cuidado tanto. Pero ahora me lo voy a tener que cortar a la altura de los hombros porque los motorizados me amenazaron. Me dijeron: Donde te vea, te mato y te corto el pelo“.
Esta situación aunque extraña no es única en Venezuela, señala Ángel Alayón, economista, consultor y director de la revista digital Prodavinci, quien atribuye este fenómeno a las distorsiones cambiarias de la moneda venezolana:
“El pelo le estaría siguiendo a la gasolina y a los alimentos como productos venezolanos que se venden ilegalmente en el vecino país (Colombia) debido a las distorsiones cambiarias y de precios. Es un negocio que se produce por las distorsiones del precio del dólar y el mercado negro: el pelo de las venezolanas tendría un precio seis veces mayor en Colombia, un poderoso incentivo”.
El material robado es utilizado para la fabricación de extensiones o pelucas. La forma en que operan las bandas delictivas -conocidas como “Pirañas”- que se dedican al robo de cabello es simple: eligen una víctima, la someten y con cualquier utensilio que sirva para cortar (desde tijeras de jardinería hasta un pedazo de botella) despojan a las mujeres de su melena, por la que pueden recibir entre 3 mil y 16 mil bolívares.