El mal sabor de boca que dejó ayer la Selección Nacional no sólo se debe a su decepcionante desempeño futbolístico. El pase al repechaje para el Mundial tuvo en juego otro factor harto sensible para el mexicano.
Estados Unidos tiene una mejor economía que la nuestra, mejor infraestructura, somos su “patio trasero”, tiene mejores programas de TV y bueno, mejor calidad de vida… pero hasta hace unos años, México estaba arriba, si de futbol se trataba.
La cuestión se fue revirtiendo poco a poco y desapareció esa “superioridad” con el doloroso encuentro en el Mundial Corea-Japón 2002; pero lo de ayer, da la sensación de haber entregado de plano todo el equipo al vecino del norte.
No sabemos qué pase ante Nueva Zelanda en el repechaje, pero mientras tanto, todo amante del futbol, que tiene la esperanza de ver a México compitiendo en la justa mundialista, tiene que decir “¿gracias Estados Unidos?”… ellos ya lo asumieron, por suerte sólo son cuestiones futbolísticas, ¿o no?
Da la impresión que le entregamos el alma al diablo… admitámoslo, al menos en el sentir colectivo, no es sólo futbol.
